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sábado, 10 de mayo de 2014

Los 5 especímenes más peligrosos para el ciclista



Aunque cada vez habemos más ciclistas en las calles, debemos confesar que aún existen estos seres mutantes que se ocultan entre el asfalto y de vez en cuando nos sacan un susto. Esta vez vamos a darles una lista de los 5 más buscados, esos elementos que se empeñan en que nuestras rodadas no siempre sean tan placenteras.

El bache (hoyus profundus). Gracias al pésimo material con el que se constuyen las calles de México, este espécimen nace, crece, se reproduce y desafortunadamente nunca muere. Se alimenta de chapopote barato, lluvias y de la ineptitud de los políticos que poco invierten en las ciudades.
Su mejor escenario para atacar es una calle sin iluminación o inundada. Es anfibio, así que puede vivir debajo del agua y tomarte por sorpresa. Le encanta morder llantas de bicis...

Tope invisible (Barrerius culeris). Este espécimen endémico de México, nace gracias a la nula educación vial existente. Es la mutación de un paso peatonal en tercera dimensión. Mientras en países donde para manejar necesitas comprobar que sabes hacerlo, en México deben recurrir a este tipo de especímenes para que los automovilistas reduzcan su velocidad en una esquina y permitan al peatón pasar primero. Su cuerpo está formado de una barrera de mezcla hecha con chapopote, tierra y un poco de concreto. Esta composición da lugar a su primo hermano...

Tobache (Hoyus barrerius). Cuando el bache está construio de material barato (o sea siempre), surge una mutación que lo convierte en uno de los depredadores más feroces de la calle. Un bache justo después del tope es una trampa mortal para el ciclista. El alimento favorito del Tobache son los huevos estrellados al sillín. Disculparán ustedes el lenguaje, pero así lo define el Diccionario de la Real la Experiencia.

La zanja (Rielis cabulis). En algunas colonias optaron por colocar bloques de concreto. Es ahí donde esta forma de vida depredadora de ciclistas nace. Si las cosas se hicieran bien, no habría vida para la zanja, pero el caso en nuestras calles es que uno se encuentra con muchas de estas bestias de apetito feroz por morder o como los científicos lo definen: enrielar las llantas de la bici. Son sumamente engañozas, a lo lejos parecen inofensivas, pero apenas cruzas por una de ellas, el mordizco es casi ineludible.

Coladera (Oris hediondus). Dicen que el olor de sus fauses es debida a que durante algunos siglos deboró candidatos a cargos políticos. Luego, como los políticos dejaron de caminar por las calles, tuvieron que mutar y comenzar a comer peatones, ciclistas y hasta perros callejeros.  La Coladera tiene la cualidad de fingir estar dormida (o tapada), pero cuando pones un pie o llanta encima, ¡zas! Sus mandíbulas abren para deborarte de una sola vez. Cuando hay lluvias, les encanta regurgitar pedazos de algo que aún no se sabe si son heces fecales o restos de cerebro de candidato político.

El político Verde (Hipócritus politikos). Es uno de los más temibles, pues viene del mismísimo Homo Sapiens Sapiens. Aunque actualmente algunos discuten si ellos llevan el Sapiens. Su forma de actuar es a través de los temas de movilidad, ecología y cambio climático, así atráen a sus presas para después aplastarlas con varias toneladas de concreto. Algunos especímenes ejemplares son:

Miguel Ángel Mancera (Jefe de Gobierno del DF), quien convocó a alcaldes del mundo a un mayor compromiso para frenar el cambio climático, pero destinó 6.5 MDP para construir más puentes para automóviles. (Se vale reír o llorar).

Laura Ballesteros (Diputada de la Comisión de Movilidad en la ALDF), su último ataque documentado es haber impulsado la "Ley de movilidad" para la Ciudad de México, que dará prioridad a ciclistas y peatones... Pero que también obligará a cualquiera que desee ocupar la calle para agrupar gente por motivos deportivos, religiosos o políticos, a pedir permiso 48 horas antes a la Secretaría de Seguridad Pública del DF. Buena noticia para que en cualquier momento, con la ley en la mano impidan cualquier paseo ciclista, pues para ocupar el espacio PÚBLICO, habrá que pedirles permiso a los policías.

Si los ven, no les den de comer, que no son mansitos.