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martes, 25 de septiembre de 2012

Detrás de cámaras



Cuando compraba las revistas europeas y veía a esos "test riders" en fotografías de acción impactantes, con con esos gestos de destreza mientras rodaban una súper máquina flotando por el terreno irregular de la montaña, me preguntaba cómo serían sin casco, licras, protecciones y debajo de su bicicleta. Era un ejercicio de imaginación que a veces caía en pensar que iban a la oficina, al baño y a la cama con todo y guantes y bicicleta.

Con el tiempo, me llegó la oportunidad de estar en una presentación mundial de una marca de bicicletas, y ahí vi a muchos de esos "test riders" sin licra ni casco, pero con un accesorio que puedo decir que distingue a la mayoría de los que valiente y sufridamente se dedican a divulgar el conocimiento sobre la bicicleta... ¡La buena vibra!

Este fin de semana pasado pude comprobarlo nuevamente y con mayor satisfacción, pues ahora me tocó estar en una reunión de distribuidores y prensa (sólo íbamos dos) de una de las marcas y fábricas más grandes del mundo, tan grande como su nombre "Giant".

Luego de las conferencias y presentaciones sobre nuevas tecnologías y modelos (que pronto verán reseñados en Cletofilia.Com) tuvimos la cena, que se supone sería la última actividad antes de irnos a dormir y despertar frescos para rodar por la montaña de Valle de Bravo en los modelos 2013 de esta marca. Pero como siempre, los amantes de la bici quieren emociones fuertes. Y cuando el jefe dice "salud", es muy descortés no responder. Lo malo es cuando el anfitrión y uno de los altos mandos de la marca dice "fondo". Ahí sí, no hay de otra, sabes que la cena será algo más que un mero acto para alimentar al cuerpo.

No entraré en detalles, pues no sería de caballeros (ya saben que no tenemos memoria...), lo que sí les diré es que la industria del ciclismo tiene una fuente de poder que le da mucha vida: el compañerismo y la buena onda.

A las pocas horas de concluida "la cena", ya estábamos con el jersey, casco, guantes y todos los accesorios, listos para subirnos a las bicicletas que estaban en la punta de la montaña esperando por nosotros, una bola de amantes de la bici que, pase lo que pase una noche anterior, siempre van a pedalear como si estuvieran disputando la Copa del Mundo.