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sábado, 4 de mayo de 2013

Te ven de raza negra y creen que eres de los profesionales

Su estatura rebasa los 1.80 metros. Es delgado y su piel obscura resalta su complexión fibrosa. Lleva shorts a la rodilla y tenis de correr. La gente lo para para tomarse fotos con él, le dicen "campeón". Murmuran a sus espaldas: "él es de los que ganan".

Es sábado y uno de los estacionamientos de la Segunda Sección del Bosque de Chapultepec de la Ciudad de México alberga los módulos de registro para los atletas que van a correr al día siguiente el Medio Maratón.

Edu es médico cirujano egresado del "Politécnico". Lleva apenas dos años como aficionado a las carreras de medio fondo. Me lo encontré en la puerta de Av. Constituyentes de la Primera Sección del Bosque. Ambos estábamos extraviados buscando las carpas para recoger nuestros números. Yo había salido de mi departamento en bicicleta para llegar más rápido, pero fue mejor ir a pie con Edu y buscar juntos el lugar correcto.

Las etiquetas son una herramienta con la que solemos percibir el mundo. Tiene traje, ha de ser licenciado. Se peina con gel el cabello, ha de ser ejecutivo. Maneja una bici, no la ha de alcanzar para algo mejor...

Camino a la Segunda Sección, Edu me pregunta cómo será mi día hoy. Me cuestiona sobre qué voy a cenar, qué tanto voy a hidratarme. Suena inexperto y entusiasta. "Mi hermano me metió en esto de correr. Se lo agradezco", me platica mientras cruzamos puentes y banquetas que parecen trampas mortales para que uno no llegue a su destino.

Nos acercamos al Museo del Papalote y preguntamos a un "viene viene" por el estacionamiento de "La tapatía". Nos da las indicaciones y luego pregunta a Edu, "¿keniano o nigeriano?" ¡Colombiano! Responde él.

"Me pasa muy seguido. Te ven de raza negra y creen que eres de los profesionales. Pero cuando ven que vas con los de atrás..." Comenta Edu con risa.

No le molesta que lo confundan con algún keniano. Hemos terminado de recoger nuestros paquetes. Yo tomo mi bici que había dejado atada a un biciestacionamiento. Luego cruzamos una calle, un señor cruza distraído con su teléfono y Edu advierte con un grito "¡Cuidado, cuidado!" Un auto frena a pocos centímetros del señor. "Mira, por andar sacando mi teléfono casi me atropellan. Gracias. ¿Me puedo tomar una foto contigo?" Pregunta a Edu y él asiente con gusto. A mi me dan el teléfono y les tomo la foto. El señor le desea suerte al campeón. Yo le entrego su teléfono, me despido de Edu y saco mi teléfono para "googlear"  su nombre y ver si de casualidad, he estado caminando con un profesional.